En esta técnica, los microorganismos especializados son cultivados sobre un sustrato preparado de castañas, fermentando gradualmente los componentes y dando lugar a nuevas substancias y desarrollando aditivos repletos de enzimas y atractivos aromas.
En este método, las castañas se sumergen en un medio líquido que permite el control de temperatura, PH y oxigenación, activando microorganismos que descomponen sus nutrientes. Este proceso libera enzimas clave y genera aditivos alimentarios con sabores y funciones únicas.
Elegir la castaña como sustrato impulsa la innovación alimentaria y la preservación de bosques ricos en biodiversidad. Estos ecosistemas albergan variadas especies de plantas y animales, y respaldar el cultivo de castañas significa proteger su hábitat vital.
La castaña como base para nuestros aditivos alimentarios honra tradiciones y fomenta la soberanía alimentaria. Al promover un cultivo autóctono, fortalecemos la economía rural y revitalizamos las comunidades, reafirmando su identidad y tejido social.
El castaño es un descontaminante natural. Su crecimiento implica absorción de CO2, ayudando en la lucha contra el cambio climático. Al elegir la castaña, optamos por un ingrediente sostenible que contribuye a un futuro más ecológico y equilibrado.